Domando caballos en las praderas de Mongolia

La primera vez que apareces en un papel, seguro que vendrán muchos más. Mi corazón late un poco más deprisa, reconozco que me siento un poco extraño e incomodo. Es pueril, puedes pensar, incluso estúpido, y yo estaré de acuerdo contigo. Pero es como me siento ahora mismo. Hoy, sin ninguna explicación he cogido el disco de los hermanos Guo. Y, claro, hasta para alguien con tan poca imaginación como yo esa música me evoca a ti. Domando caballos en las praderas de Mongolia, Bailando y cantando en el pueblo, Primavera en las montañas del Pamir. En su día cuando el disco llegó a mis manos era música, música hermosa y evocadora, pero sólo música. Hoy en cambio, es una ventana abierta al futuro, al tuyo (más largo) y al mío, que al menos, durante un tiempo caminarán unidos. En un momento de ese tiempo futuro, que cuesta tanto conjugar, este disco pasará por tus manos y tus oídos, quizá por tu corazón. Y será música, o tal vez algo más y el círculo se cierre. Domando caballos en las praderas de Mongolia será algo más que una canción, o será uno de tantos objetos que ocupen lugar en nuestro mundo cuyo significado no sea más que un párrafo en un folio, probablemente olvidado, escrito una noche mientras una canción me acercaba a ti. Quien sabe. Nuestra historia aún está por escribirse.