Compraventa

En una de las tertulias matinales, esta mañana me sorprendo al encontrar una voz que no repite los mismos tópicos ni se apunta perezoso a la corriente general. Habla del robo del sistema democrático, de que las multinacionales, los mercados, los especuladores se han apropiado del poder. Me sorprendo, por segunda vez, de estar, en lo básico de acuerdo. Sin embargo, discrepo en el verbo, no nos han robado la democracia, nos la han comprado, a cambio de un segundo coche, de un chalet adosado, de unas vacaciones todo incluido, del último aparato electrónico, de unas tetas de silicona, o peor aún, de la promesa de tenerlo.

Pensándolo mejor, lo que nos han dado a cambio es miedo. El miedo a perder ese segundo coche, ese chalet adosado, esa promesa de felicidad material.