Vísperas de Navidad, en un bar dos hombres conversan mientras tienen entre las manos sendos vasos de cerveza. Uno de ellos se fija en una revista que descansa en una esquina del mostrador. Es un suplemento dominical y, por supuesto, dadas las fechas, está dedicado a la Navidad. “El look más glamuroso”, “Las joyas más sofisticadas”, “Los regalos más sorprendentes”, “La decoración más íntima”, rezan los distintos titulares, mientras en el centro una hermosa modelo nos muestra un llamativo vestido de fiesta. El hombre sonríe con tristeza y se dirige al otro:
– Vaya mierda, no entiendo como pueden hacer un periódico lleno de miseria, de muertos en Irak, de mujeres asesinadas delante de sus hijos y a la vez vendernos esa falsa Navidad.
– Es la vida misma, tío, hay de todo, lo mejor y lo peor, así es el ser humano.
– Será pero a mí me parece casi pornográfico.
– Tienes razón, pero creo que exageras un poco.
– Al contrario, habría que exagerar más. Si ahora mismo una andanada de mundo real irrumpiese en la sede del periódico y le pegase fuego, no sería yo quien lo condenase.
– Me parece que estás un poco, o un mucho, en plan demagógico.
– Puedes llamarme demagogo, pero ¿mentiroso?